La propuesta fue presentada por el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, mientras ejercía como ministro delegatario durante la ausencia del presidente, quien estaba de gira por China e Italia. Pero según el representante Andrés Forero, esa movida no tiene sustento legal: “El ministro delegatario no puede presentar consultas populares. Esa no es una función delegable del Presidente”, afirmó.
Si la mesa directiva del Senado acoge este argumento, la consulta tendría que ser radicada nuevamente por Petro en persona. Esto complicaría aún más los tiempos: el Congreso tiene hasta el 20 de junio para votarla antes de que terminen las sesiones ordinarias.
Pero el lío jurídico no es el único obstáculo. La consulta también enfrenta bloqueos políticos. El presidente del Senado, Efraín Cepeda, opositor declarado del Gobierno, ha mostrado poco interés en tramitar el tema. Según él, esta consulta tiene un claro “fin electorero” y en vez de promoverla, ha priorizado la discusión de la reforma laboral.
El Gobierno enfrenta así un panorama complejo: su segundo intento de consulta popular está atrapado entre tecnicismos legales, disputas internas y la resistencia de un Congreso que ya le cerró la puerta una vez. En este tablero, el tiempo corre en su contra.