Aunque los lazos diplomáticos entre Colombia y China se establecieron en 1980, fue apenas en las últimas dos décadas que el vínculo comenzó a intensificarse. Bajo gobiernos como el de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, China se consolidó como un socio comercial crucial: hoy es el segundo destino de las exportaciones colombianas, tras Estados Unidos, y el primer origen de sus importaciones.
Sin embargo, hasta hace poco la relación se había mantenido principalmente en el plano comercial. Petro es el primer presidente colombiano que visita oficialmente China desde 2012, y el primero que impulsa una estrategia de alineamiento con su arquitectura financiera y de desarrollo.
De la Franja y la Ruta al banco de los Brics: la apuesta financiera
La reciente adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), lanzada por Xi Jinping en 2013, marca un punto de inflexión. Se trata de un megaproyecto global de infraestructura que busca mejorar la conectividad de China con el resto del mundo. Más de 150 países ya se han sumado.
Poco después, en Shanghái, Petro formalizó la solicitud de ingreso como socio prestatario del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), el brazo financiero de los Brics. En palabras del presidente, el objetivo es diversificar las fuentes de financiamiento y reducir la dependencia de entidades como el FMI o el Banco Mundial.
Reunión entre el presidente Petro y Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS (NBD BRICS).
Foto: Juan Diego Cano.
Proyectos sobre la mesa
Entre los proyectos que podrían beneficiarse de estos nuevos vínculos destacan las obras de infraestructura portuaria y vial, la transición energética y la interconexión ferroviaria. Petro ha mencionado su interés en desarrollar un tren entre Buenaventura y Barranquilla, una iniciativa que podría captar inversión y asistencia técnica china.
En el pasado, empresas chinas ya han estado presentes en megaproyectos como el metro de Bogotá, a través de consorcios liderados por China Harbour Engineering Company (CHEC). La perspectiva ahora es ampliar esa participación a otros sectores estratégicos.
Implicaciones geopolíticas: una redefinición de alianzas
Colombia ha sido, históricamente, uno de los principales aliados de Estados Unidos en América Latina, tanto en materia de defensa como de política antidrogas y comercio. El acercamiento con China no implica un alejamiento automático, pero sí tensiona esa relación, especialmente en un contexto global de creciente rivalidad entre Washington y Pekín.
China, por su parte, ve en Colombia una pieza clave para consolidar su presencia en Suramérica, especialmente en el Pacífico. A diferencia de países como Venezuela, Bolivia o Nicaragua, Colombia ofrece estabilidad institucional, una economía abierta y una posición geográfica privilegiada.
Reacciones internas: apoyo técnico vs. soberanía estratégica
Mientras sectores del Pacto Histórico celebran lo que consideran una “independencia financiera” frente a Occidente, otros alertan sobre los riesgos de caer en la llamada “trampa de la deuda”, como ha ocurrido en otros países receptores de créditos chinos.
Expertos advierten sobre la necesidad de garantizar transparencia en los contratos, fortalecer la capacidad técnica local y evitar la subordinación estratégica. El debate también pasa por cuánto control tendrá Colombia sobre las decisiones de financiación y ejecución de los proyectos.
Mirada externa: Washington observa, Pekín avanza
Estados Unidos ha mantenido una actitud cauto-crítica frente al avance chino en la región. Aunque no ha reaccionado de forma abierta al caso colombiano, es probable que intensifique su diplomacia económica y busque contrapesos en ámbitos como la cooperación en seguridad, comercio y tecnología.
China, en cambio, ha desplegado una estrategia de largo plazo: no impone condiciones ideológicas, prioriza la ejecución rápida de proyectos y ofrece financiamiento competitivo. En el ajedrez regional, Colombia comienza a mover sus fichas en esa dirección.
Conclusión: un realineamiento silencioso
El giro hacia China no es abrupto ni irreversible, pero sí revela un cambio de enfoque en la política exterior colombiana. En un mundo multipolar, Petro busca ampliar el margen de maniobra del país. Las próximas jugadas dirán si se trata de una estrategia coyuntural o de una verdadera reconfiguración geopolítica.