“Este cargo no es para verlo desde lejos. Hay que vivirlo”, comentó Barboza, quien también es licenciado en pedagogía, psicólogo y especialista en gestión pública. Su enfoque no solo será técnico, sino también emocional: está convencido de que muchas problemáticas sociales —especialmente las que afectan a los jóvenes— tienen raíces profundas en el abandono afectivo y la falta de oportunidades.
Barboza quiere que su administración trabaje en equipo con los ediles, las juntas de acción comunal y los consejos de juventud, a quienes considera pieza clave para lograr cambios reales. “Ellos son el presente y el futuro de esta localidad”, afirmó.
Entre los temas urgentes en su agenda están la inseguridad, el consumo de drogas en adolescentes y el embarazo juvenil. Para enfrentarlos, propone una estrategia territorial que escuche a la gente del barrio: “Son ellos quienes saben dónde están los problemas y cómo se pueden atacar”.
Además, respalda iniciativas como los consultorios comunitarios en psicología, una herramienta que, según él, puede marcar la diferencia en zonas donde la salud mental ha sido históricamente ignorada. “Yo también crecí con carencias afectivas. Fui criado por mis abuelos y hermanos mientras mis padres estaban fuera del país. Lo superé, pero muchos jóvenes no tienen ese acompañamiento”.
Con un discurso cercano y directo, Barboza comienza su gestión apelando a la empatía y la acción colectiva. “Este trabajo no se hace solo. Si nos unimos, podemos lograr cosas importantes”, concluyó.