Durante un acto público en Norte de Santander, el presidente Gustavo Petro interrumpió su intervención en un gesto que fue interpretado por algunos sectores como una desautorización. El incidente generó especulaciones sobre las dinámicas internas del Pacto Histórico y el rumbo político que tomará Bolívar tras dejar el cargo.
El exsenador restó importancia al hecho, atribuyéndolo a un malentendido logístico relacionado con la fecha de su renuncia. Según Bolívar, Petro pudo haber asumido que él ya no ocupaba la dirección del programa social al momento del evento. Sin embargo, reconoció que el episodio pudo haberse manejado en privado y reiteró su respeto por el mandatario:
“Respeto al presidente como jefe, primer mandatario y como persona. Yo espero que el amor que siento por él sea correspondido”.
La frase, cargada de afecto político más que personal, ha sido interpretada por observadores como un intento de marcar distancia sin romper con el liderazgo de Petro. Bolívar se despide del Gobierno pero no de la política. Aunque no confirmó una candidatura, tampoco la descartó, y dejó abierta la posibilidad de competir en las elecciones de 2026. Aun así, subrayó que no se interpondrá en las decisiones del Pacto Histórico sobre su eventual abanderado.
Su salida del Ejecutivo, el respaldo explícito al presidente y la posibilidad latente de un regreso a la contienda electoral perfilan a Bolívar como una figura que, sin cargo público, puede jugar un papel clave en la estrategia política del petrismo de cara a los próximos ciclos.