El Departamento de Estado de Estados Unidos cerró esta semana el Centro de Contacto Global, una oficina clave en la detección de campañas de desinformación atribuidas a Rusia, China e Irán. La decisión fue anunciada por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien argumentó que el organismo violaba la libertad de expresión.
“Es responsabilidad de cada funcionario del gobierno proteger la libertad de los estadounidenses para ejercer su derecho a expresarse”, afirmó Rubio en un comunicado. Según el funcionario, el centro trabajaba para “silenciar y censurar activamente las voces de los ciudadanos a quienes se suponía debía servir”.
El centro fue creado con el objetivo de identificar campañas de manipulación informativa extranjeras y se había enfocado, en los últimos años, en exponer redes y medios digitales que replicaban narrativas consideradas falsas o tendenciosas, especialmente en torno a la guerra en Ucrania. También había alertado sobre contenidos promovidos desde cuentas estadounidenses que amplificaban discursos de desinformación.
La oficina fue blanco frecuente de críticas por parte del ala conservadora, que la acusaba de actuar como una policía del pensamiento y de marcar contenidos legítimos como falsos por motivos ideológicos.
Sin embargo, bajo administraciones anteriores y con el respaldo del Congreso, el centro fue defendido como una herramienta vital para proteger la democracia ante injerencias extranjeras.
El ex portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, rechazó duramente la decisión: “Esta es una representación profundamente engañosa e irresponsable de una organización centrada en identificar operaciones de desinformación extranjeras, principalmente rusas”, escribió en su cuenta de X (antes Twitter).
Expertos en seguridad informativa alertan que el cierre del centro representa una ventaja estratégica para los regímenes autoritarios que se valen de operaciones de influencia en redes sociales para debilitar las democracias liberales.
La medida se produce en un año electoral clave en Estados Unidos, donde ya se han registrado campañas de manipulación digital dirigidas a polarizar la opinión pública y socavar la confianza en las instituciones.
2016 – Fundación
2017 – Formalización
2018 – Expansión
2020 – Campañas electorales
2022 – Guerra en Ucrania
2023 – Aumento de críticas
2024 – Tensiones internas
2025 – Cierre definitivo
La decisión genera fuertes críticas en sectores diplomáticos y académicos, que advierten sobre el riesgo de dejar sin defensa institucional al país ante campañas de manipulación extranjeras.