Turbay, quien ha reclamado en varias ocasiones la desconexión del Ejecutivo nacional con las regiones, aprovechó la llegada del ministro —uno de los pocos funcionarios del círculo presidencial con raíces costeñas— para insistir en la necesidad de establecer canales de diálogo directos y efectivos con el centro del poder.
“Después de 15 meses de gobierno, necesitábamos que nos tuvieran en cuenta”, dijo Turbay. Y agregó, en un tono conciliador: “Gracias por atender el llamado sin titubeos. Eso nos da esperanza de que el Caribe podrá hacer parte real de la toma de decisiones”.
Benedetti, quien ha tenido una relación oscilante con Petro, pero ahora funge como ministro de confianza, por su parte recogió el guante y anunció que el 12 de junio, en Sincelejo, se instalará la primera sesión del Consejo Regional de Proyectos del Caribe, un espacio que busca articular las iniciativas locales con la agenda del Gobierno nacional. “Celebro que se cree, pero no puede ser a largo plazo. Tiene que ser ya”, dijo el ministro, pidiendo agilidad a los mandatarios regionales.
El Consejo Regional fue una propuesta de la propia Liga de Gobernantes. Su objetivo es ambicioso: dejar atrás el eterno reclamo por recursos no girados y construir, en cambio, una arquitectura institucional conjunta entre las regiones y Bogotá.
“Queremos cambiar el chip: no más quejas por plata que no llega o que se pierde. Queremos pactos claros y mecanismos de seguimiento”, dijo Turbay, quien además subrayó la importancia de que Benedetti, costeño y curtido en política, sea el canal con el alto gobierno.
La idea es que este Consejo se convierta en una especie de banco regional de proyectos: desde soluciones energéticas con paneles solares hasta grandes obras de infraestructura vial, pasando por turismo, salud y educación.
Aunque fue un acto institucional, el encuentro tuvo inevitablemente un tinte político. Para los alcaldes de Montería, Hugo Kerguelen, y el gobernador de Córdoba, Erasmo Zuleta, la presencia de Benedetti fue leída como una señal de validación a sus liderazgos locales y a la narrativa de autonomía regional.
Zuleta, incluso, pidió que este puente institucional se traduzca también en músculo legislativo. “Apóyenos en el Congreso para avanzar en leyes que garanticen más autonomía y recursos directos, sin tener que ir a Bogotá a rogar”, dijo.
La reunión, que tuvo en el centro a Dumek Turbay y Benedetti, dejó una fotografía con valor político: el Caribe quiere interlocución directa con el poder central. Y Benedetti, hoy en el gabinete, parece dispuesto a asumir ese rol.