Durante su visita oficial a China, el presidente Gustavo Petro anunció que Colombia formalizará su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, mejor conocida como la Ruta de la Seda.
Desde Beijing, Petro presentó el acuerdo como un paso en el ejercicio soberano de Colombia en la arena internacional. “Colombia y América Latina son libres y soberanas”, dijo, al tiempo que destacó que las relaciones con potencias globales deben fundarse en condiciones de “libertad e igualdad”. La firma del memorando de entendimiento con China se inscribe en un marco más amplio: el presidente colombiano también participó en la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, espacio en el que ostenta la presidencia pro tempore.
La decisión, sin embargo, va más allá del simbolismo diplomático. Petro busca posicionar a Colombia como un eje geoestratégico de la transformación digital global. En su intervención, planteó la necesidad de convertir al país en un nodo tecnológico interconectado con Asia y Europa mediante fibra óptica submarina, promoviendo la inclusión de regiones tradicionalmente marginadas como San Andrés, Buenaventura o Zipaquirá, en cadenas de valor digital. “Queremos que nuestra juventud pueda trabajar desde sus territorios, sin necesidad de migrar ni recurrir a economías ilegales”, sostuvo.
En términos políticos, el anuncio refleja una visión de inserción internacional que reequilibra el tradicional alineamiento de Colombia con Estados Unidos, abriendo la puerta a una relación más activa con China y otros bloques globales. Petro también mencionó la intención de avanzar hacia una cumbre con Estados Unidos y reforzar los lazos con la Unión Europea, cuya cita con la CELAC está prevista para noviembre en Santa Marta.
La narrativa presidencial apunta a una Colombia no solo conectada al mundo, sino en el centro de una nueva arquitectura global basada en el conocimiento, la tecnología y la paz. “La infraestructura para la inteligencia artificial no puede quedar en manos de unas pocas corporaciones. Debe estar bajo control de la humanidad. Colombia puede ser el corazón del mundo”, concluyó.