El origen: cuando la montaña se vino abajo
En agosto de 2011, una falla geológica, intensificada por una temporada de lluvias particularmente agresiva, provocó deslizamientos de tierra en las faldas de la montaña que bordea el sector Las Lomas. El terreno cedió de manera repentina y devastadora, arrasando con casas, postes, árboles y redes de servicios básicos. Más de 2.000 familias quedaron damnificadas en cuestión de horas.
“Fue como ver cómo se tragaba la tierra a la gente”, recuerda uno de los líderes comunitarios que ha acompañado el proceso desde sus inicios. “Muchos salimos con lo que teníamos puesto. A otros ni siquiera les dio tiempo”.
La respuesta inicial: albergues y promesas
En los primeros meses posteriores a la emergencia, la Alcaldía habilitó albergues temporales y subsidios de arriendo. También se activaron censos para identificar a los afectados y priorizar su reubicación. Algunas familias fueron trasladadas a proyectos de vivienda como Ciudad Bicentenario y Villas de Aranjuez. Pero otras —según el censo actualizado de la comunidad— aún siguen esperando.
La deuda pendiente: más de 500 familias sin hogar
Según los manifestantes, son aproximadamente 500 familias las que todavía no han recibido una solución definitiva. Algunos sobreviven en condiciones de hacinamiento, otros han tenido que mudarse de barrio en barrio, pagando arriendos que no pueden costear o viviendo con parientes.
La manifestación de este 16 de mayo no fue un acto aislado, sino la expresión acumulada de años de espera, promesas incumplidas y gestiones inconclusas. Los manifestantes aseguran que han acudido a distintas administraciones, han firmado documentos, han participado en mesas de diálogo. Pero nada cambia.
¿Qué dice el Distrito?
Durante la protesta, una funcionaria del Distrito se acercó al lugar para escuchar a los manifestantes. Según informaron algunos asistentes, se comprometió a revisar el estado actual del proceso de reubicación y a ofrecer una respuesta oficial en los próximos días.
Sin embargo, los líderes comunitarios desconfían. “Ya hemos escuchado esto antes”, dicen. “Queremos una respuesta concreta: ¿cuándo y cómo se entregarán las casas que faltan?”.
Urbanización desigual y riesgo geológico
El caso de San Francisco es también una muestra de los desafíos estructurales de Cartagena en materia de planificación urbana. Durante décadas, la ciudad ha permitido que se consoliden barrios en zonas de alto riesgo sin control efectivo, y con una respuesta institucional lenta cuando las tragedias ocurren.
Aunque después del desastre de 2011 se realizaron estudios geotécnicos que desaconsejaban nuevas construcciones en esa zona, aún existen viviendas en sectores cercanos al talud original. La reconstrucción ha sido parcial y desigual.
El riesgo de olvidar
Más de una década después del deslizamiento, la comunidad de Las Lomas insiste en no desaparecer de la agenda pública. No quieren ser un caso olvidado en una carpeta archivada. Quieren recuperar su derecho básico a una vivienda segura y digna.
“Nos tocó gritar otra vez para que nos vean”, dice una de las manifestantes. “Pero ya es hora de que nos den lo que nos prometieron hace 14 años”.