A dos meses de las elecciones generales, Alemania logró formar gobierno. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), encabezada por Friedrich Merz, y el Partido Socialdemócrata (SPD) alcanzaron un acuerdo de coalición que permitirá la formación de un nuevo Ejecutivo y confirma a Merz como el próximo canciller alemán.
El pacto fue también suscrito por la Unión Social Cristiana (CSU), aliada de la CDU en Baviera, liderada por Markus Söder, y por la copresidenta del SPD, Saskia Esken. Los detalles del acuerdo serán presentados oficialmente el miércoles en una rueda de prensa conjunta.
Medios alemanes reportaron que las negociaciones estuvieron atravesadas por diferencias en los ritmos: mientras que los conservadores se mostraron apresurados por cerrar el acuerdo cuanto antes, los socialdemócratas buscaban prolongar las conversaciones al menos un día más.
El apuro de la CDU-CSU se explica por el contexto de crisis global generado por la nueva política de aranceles anunciada por Donald Trump y la persistente guerra en Ucrania, que presionan sobre la economía europea.
Alemania, la mayor economía de la Unión Europea y la tercera del mundo, arrastra dos años consecutivos de recesión, con una contracción del PIB del 0,3 % en 2023 y del 0,2 % en 2024.
Otro factor que aceleró el acuerdo fue el temor de los conservadores a un eventual llamado a nuevas elecciones, en un escenario de creciente apoyo a la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD). Un reciente sondeo del instituto INSA muestra a la CDU/CSU y AfD empatadas con un 24 % de intención de voto, lo que encendió las alarmas en el bloque conservador.
En los últimos comicios generales, la CDU-CSU obtuvo un 28,6 % de los votos, seguida por AfD (20,8 %), el SPD (16,4 %), Los Verdes (11,6 %) y La Izquierda (8,8 %).
El nuevo gobierno se enfrentará a una coyuntura compleja, marcada por la desaceleración económica, la redefinición del rol de Alemania en la UE, y la tensión creciente en el comercio internacional.